Para entender los desafíos que la pandemia está planteando respecto al ejercicio del liderazgo, es importante tener en cuenta algunos de los factores clave que influyen sobre la conducta de las personas frente a las situaciones que plantea la vida cotidiana.

LAS PERSONAS
El motor de lo humano es la emoción y las emociones extremas son el placer y el miedo. Nuestro sistema nervioso está programado para priorizar la supervivencia, de manera que todo aquello que interprete como riesgo genera automáticamente miedo que se expresa en conductas reactivas, a saber, básicamente tres: parálisis, huida y agresión. Todo aquello que sea interpretado como fuente de placer, produce satisfacción que se expresa en conductas reactivas de atracción tales como risa, agrado, deseo, etc.

La experiencia y el entrenamiento permite aprender conductas proactivas, no automáticas, sino que voluntarias donde evaluamos la situación, desarrollamos opciones de acción y elegimos cursos de acción. De modo que la reactividad es emocional, instintiva y automática: en tanto la proactividad es racional, voluntaria y aprendida.
Lo central aquí, es que en ambos casos, hay de por medio una “interpretación” de la situación que es subjetiva y depende del marco de referencia del sujeto que está viviendo la situación en función de su experiencia, creencias, valores, principios, contexto, estado de ánimo, etc.

EL CONTEXTO
Los efectos de la pandemia, la rápida implemetación de aplicaciones tecnológicas sumadas a la complejidad de la situación político económica internacional, han configurado un escenario de características VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity, Ambiguity). Este entorno, es percibido de diferente manera por cada sujeto, por lo que se expresa como un abanico de conductas reactivas y proactivas de complejo pronóstico que ha mostrado una tendencia creciente del nivel de incertidumbre. Para más detalles sobre el concepto VUCA ver nuestro artículo de agosto 2020.

LOS DESAFÍOS PARA EL LÍDER
Las interacciones entre el líder y sus seguidores están condicionadas por tres factores:

• Balance emoción-tarea del líder
Balance responsabilidad-capacidad del seguidor
• Situación en que se da la interacción.

Los estilos de liderazgo se mueven en un continuo que va del Autoritarismo (mando y control) hasta la Autogestión (colaboración y confianza). El continuo del estilo del seguidor va, desde la responsabilidad por la aplicación de estándares, a la responsabilidad por gestión (accoutability). La situación dice relación con el entorno (VUCA), la actitud y aptitudes del/los seguidores(es) y las habilidades conversacionales que el líder aplica cuando coordina acciones, resuelve situaciones, explica los argumentos y el sentido de sus decisiones.

La pandemia y las medidas aplicadas para su control aceleraron la conversión hacia formas de operar a distancia (home-office, e-learning, e-commerce) sin haber resuelto como reemplazar los paradigmas, controles y normas de gestión tradicionales, esto hizo necesario crear medidas de contingencia sobre la marcha y a veces crearon más confusión.

Hace tiempo hemos venido reflexionando sobre la necesidad de evolucionar hacia estilos de gestión basados en la confianza y la colaboración, a fin de buscar formas de resolver el recelo con el que se miran personas y empresarios, así como el progresivo deterioro de la confianza ciudadana en las autoridades e instituciones.

No desconocemos el valioso aporte que generó el conocimiento necesario para crear aplicaciones tecnológicas que han resultado ser claves para mantener continuidad operacional en la producción de bienes y servicios lo que, a su vez, evitó el colapso de la economía. No obstante, creemos que es urgente crear una disposición y cultura laboral compatibles con las condiciones necesarias para construir relaciones que estimulen la creatividad de emprendedores y colaboradores, para así vencer los obstáculos inherentes a los paradigmas que nos hicieron exitosos en el pasado pero que hoy han quedado obsoletos.

Tenemos experiencia práctica en el tema que podemos acompañarlos en el proceso de identificar elementos “fuera de la caja” para desarrollar herramientas de gestión compatibles con lo que requiere un modelo de gestión basado en la confianza, la colaboración y la equidad.